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Mostrando entradas de diciembre, 2014

Necesidades vitales

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Tengo hambre de ti.  Sed de ti.  Sueño de ti.  Ganas de jugar contigo.  De vagar por el mundo contigo.  De acariciar el despertar contigo.  Puedo robar el misterio para ti.  Matar por ti.  Morir por ti.  Puedo agasajar tu cuerpo a besos.  Arrullarte en secreto.  Enamorarte en silencio.  ¡Puedo hacer tantas cosas!  Pero tú no me dejas.  Tú no te dejas.  Y apago la luz,  y me abandono a la soledad,  llorando ríos amargos de inconfesables desprecios.

Las aguas del Mar Rojo

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Desperté al mundo  Y clamé a los dioses por encontrarla.  Apareció ante mí  y mi cielo se abrió igual que las aguas del Mar Rojo.  Volví a implorarles que nunca se fuera  y del cosmos cayó una gran soga.  La deposité a sus pies,  y le supliqué que nos enredáramos en ella.  Lo hicimos sin nudos ni ataduras,  y todavía hoy, deambulamos juntos  cogidos de la mano.

Firmin de Sam Savage

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Título: Firmin Autor: Sam Savage Nacido en el sótano de una librería en el Boston de los años 60, Firmin aprende a leer devorando las páginas de un libro. Pero una rata culta es una rata solitaria. Marginada por su familia, busca la amistad de su héroe, el librero, y de un escritor fracasado. A medida que Firmin perfecciona un hambre insaciable por los libros, su emoción y sus medios se vuelven humanos. Original, brillante y lleno de alegorías, Firmin derrocha humor y tristeza, encanto y añoranza por un mundo que entiende el poder redentor de la literatura, un mundo que se desvanece dejando atrás una rata con un alma creativa, una amistad excepcional y una librería desordenada. Os lo recomiendo. También podéis buscar estos libros del mismo autor: El lamento del perezoso Cristal

Nana a Kristina

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Alegre pajarillo cantor que dormitas en la rama, despierta y cántale a mi niña una dulce nana. Dile a las nubes que te acompañen y la mezan a compás, para que sus sueños sean luz de faro y libertad. Que la lluvia sea la música do re mi, mi sol y fa, y no se despierte triste abrazadita a mamá. El arco iris ya quiere iluminar tu cantar, canta pajarillo alegre, una nana nada más.

La lata metálica de galletas

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La niña que me miraba desde la fotografía con cara sonriente y gesto afable, era yo. Habían pasado 58 años desde que me hice ese retrato y creo que a lo largo de mi vida no me he hecho muchos más, bueno los reglamentariamente obligatorios para ir renovando los documentos oficiales. Dicen que todos llevamos el niño que fuimos dentro, que lo acarreamos para el resto de nuestros días y que tenemos que estar en paz con él para poder crecer a gusto. Yo creo que mi niña se había ido hacía tiempo, quizás me abandonó o la perdí por el camino sin darme cuenta o se desvaneció porque ya no quería estar conmigo o puede que cuando emigré no quiso acompañarme porque el destino tenía para ella reservada una vida venturosa. No he sido feliz lo confieso. Fui hija única. No me casé. No tuve hijos. Cuidé a mis padres hasta el día de su muerte y yo también transité hacia el mundo de los muertos un poquito junto a ellos. He portado un peso demasiado molesto y fastidioso, hoy me duelen los huesos y ha

La sábana

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Habría jurado que lo vi apostado en la esquina del edificio frente a mi casa, inmóvil, altivo, desafiante.  Sentí miedo. Habría jurado que disimulaba toqueteando su teléfono móvil. Intuía que nuevamente me espiaba. Quise correr. Habría jurado que en ese preciso instante pasó un avión y, además de dejar una estela blanca en el cielo, bloqueó cualquier sonido audible producido a mí alrededor.  No pude chillar. Habría jurado que el policía que prestaba sus servicios como escolta para que Daniel no me matara, también lo había visto, pero encendió un cigarrillo.  El pánico de antaño volvió a mí. Habría jurado que el cuchillo de cocina de 20 cm y mango de madera con incrustaciones de nácar que portaba Daniel pegado a la pernera del pantalón, resplandeció cegándome por completo.  Era mi fin, lo sabía. Sí, reaccioné tarde. Era él. Disimulaba. Pasó un avión. Dejó una estela blanca. Me cegó el refulgir del acero. Recordé las incrustaciones de nácar en l

Mandala

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Hoy me han regalado este mandala +María CLD - Blog de María CLD Me gusta mucho. http://mariacld.blogspot.com.es/

Entre tonos de gris de Ruta Sepetys

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Título: Entre tonos de gris Autora:  Web de Ruta Sepetys Junio de 1941, Kaunas, Lituania.  Lina tiene quince años y está preparando su ingreso en una escuela de arte. Tiene por delante todo lo que el verano le puede ofrecer a una chica de su edad. Pero de repente una noche, su plácida vida y la de su familia se hace añicos cuando la policía secreta soviética irrumpe en su casa llevándosela en camisón junto con su madre y su hermano. Su padre, un profesor universitario, desaparece a partir de ese día. Es una novela muy dura pero merece la pena leerla.

El pibe que arruinaba las fotos de Hernán Casciari

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Título: El pibe que arruinaba las fotos Autor:  Hernán Casciari            Blog de Hernán Casciari Desde su más rolliza infancia, el gordito Casciari arruinaba las fotos. Todas las fotos. Con el tiempo las cosas cambiaron. Se había convertido en un adolescente que arruinaba, sin querer, los momentos importantes de su vida: amores juveniles, estudios, vidas ajenas y la salud de sus mayores. El clima de Mercedes, el agobio de la situación familiar y la necesidad de escapar, lo impulsaron a la búsqueda de sí mismo por el camino de la escritura, el único sitio donde todavía es posible inventarse un pasado mejor. Me gusta como escribe, así que con cualquier libro suyo se pasa un buen rato.

El tiempo mientras tanto de Carmen Amoraga

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Título: El tiempo mientras tanto Autora: Carmen Amoraga Son muchas las mujeres que esperan vivir una vida de novela: la que se casa aunque sueña con reencontrarse con el amor de su vida al doblar la esquina; la niña que crece esperando que su vecino se fije en ella, y la convencida de que su conquista cruzará un océano para buscarla. Ésta es la novela de María José, que sufre un accidente justo cuando ha recuperado el control de su vida. Y la novela de su madre, tan parecidas sin quererlo. Y también la de Marga, su amiga, que sueña por las dos. Y la de Fermín, Paco y Joaquín. Es la historia de todas esas personas, unidos por lazos de amistad, de amor o de familia, y que a pesar de ello se convierten en desconocidos. Sólo una mirada desde la distancia los ayuda a recomponer su propio mapa vital. Me gustó muchísimo.

La insólita amargura del pastel de limón de Aimee Bender

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Título: La insólita amargura del pastel de limón  Autora:  Web de Aimee Bender Rose Edelstein está a punto de cumplir nueve años, y prueba a escondidas un pedazo de pastel que su madre ha cocinado para ella. Ella espera disfrutar del sabor del limón mezclado con el azúcar, pero de repente su boca se llena de soledad y tristeza. Sin que nadie sepa cómo ni por qué, la niña descubre que puede adivinar los sentimientos de quien cocina, y desde entonces comer será su arma secreta para conocer mejor a los demás. No solo los platos más sofisticados, sino unas simples patatas fritas o unas tostadas con mantequilla tienen historias que contar, y ahí está Rose, intentando acercarse al dolor de los demás y aprender a vivir. Intrigada y a menudo asustada, la niña descubre el lado oscuro de su propia familia: ese hogar en apariencia feliz se derrumba bajo el peso de la ansiedad de su madre, la indolencia de su padre y las extravagancias de un hermano que intenta huir de la rutina negando la r

Mi hermana vive sobre la repisa de la chimenea de Annabel Pitcher

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Título:   Mi hermana vive sobre la repisa de la chimenea Autora:  Web de Annabel Pitcher Poco antes de cumplir diez años, el pequeño Jamie se va a vivir al norte de Londres con su padre separado, su hermana adolescente Jasmine y su gato Roger para empezar desde cero. Han pasado cinco años desde la muerte de Rose, la gemela de Jasmine, en un atentado terrorista islámico en Londres. Sus padres no han conseguido superar el dolor y parece que Jasmine tampoco: se ha teñido el pelo de rosa, se ha hecho piercings y ha optado por no comer. La familia se ha venido abajo. Pero en todo ese tiempo Jamie no ha derramado una sola lágrima. Para él Rose, cuyas cenizas reposan en la repisa de la chimenea, no es más que un recuerdo lejano. Le interesan mucho más su gato Roger, la camiseta de Spiderman que le han regalado por su cumpleaños o que su padre no se entere de que se ha hecho amigo de una niña musulmana paquistaní. Un día, al ver en la televisión un anuncio buscando jóvenes

Vagabundo de tus sueños

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Tuve la malsana costumbre de quererte,  de beber las palabras que salían de tu boca, sustancia que emanabas, y que yo, creía, dulce ambrosía.  Envenené mi espíritu impoluto, y por eso ahora estoy hundido en este fango putrefacto, de arenas movedizas y sombrías, de repulsivo olor a desengaño.  Quise poner el mundo a tus pies  para que fueras la reina de mi feudo,  y tú golpeaste sin decoro hasta el más pequeño de mis besos.  Te hubiese querido eternamente,  te hubiese protegido cual criatura indefensa,  pero dejaste mis murallas devastadas  como si las hubiese atravesado el peor de los ciclones venideros.  Ya no me queda nada que ofrecerte,  pues tan sólo soy un vulgar vagabundo,  que atraviesa vacío y desolado,  el mundo de migajas de tus sueños.

Paredes de papel

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La vivienda, ubicada en un cuarto piso, exactamente a 28 metros del suelo, los mismos que distaban de la azotea, no tenía nada que ver con las construcciones hechas con buen gusto y, sobre todo, con buenas calidades. La pared de la derecha daba al este, aunque si no tenías una brújula a mano no podías saber que el sol comenzaba su ascenso cada mañana por ese lugar, ya que carecía de ventanal alguno que te dejara ver la estrella refulgir cada alborada como por arte magia. Justo enfrente, con orientación oeste, había un pequeño ventanuco que servía de respiración e iluminación al habitáculo, pintado de azul, con dos pequeñas hojas abatibles que impedían que te pudieras asomar por ellas, aunque la vista no era nada del otro mundo, pues a través de los cristales lo único que divisabas era la ropa tendida de los vecinos del inmueble y alguna que otra antena de TV que los inquilinos habían colocado cada cual en su ventana para ver mejor los programas televisivos, porque la antena colect

Dos de diciembre

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Hace años que no la veo. Me acordé de ella inconscientemente porque hoy era su cumpleaños. Si hubiésemos estado juntos le habría regalado un gran ramo de flores como hice cada aniversario de los que estuvimos juntos. No la echo de menos. No quiero volver a estar con ella. Me hizo daño. La quise como a nadie he querido. Después no he sabido amar a ninguna mujer igual. Me da rabia tener que acordarme de ella y la hernia de hiato se me dispara y me duele el pecho. Respiro hondo e intento pensar en otra cosa, pero ella regresa a mi cabeza una y otra vez. Maldito dos de diciembre. Maldito cumpleaños. Maldito celebro que me martillea sin descanso. Maldita hernia de hiato. Maldita Matilde. Maldito amor. Es duro pensar que la monotonía se instala en tu casa, se sienta en tu sillón cómodamente y te va comiendo terreno poco a poco sin que te des cuenta o dándote le vas cediendo espacio hasta que te ha dejado arrinconado para siempre y ya no puedes volver a moverte con la agilidad y la de

Caramelos de sabor a menta

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Sabía que debía dejar el tabaco, no porque mi hija me insistiera constantemente o porque mi mujer me mirara con mala cara cada vez que encendía un cigarrillo en su presencia, más bien era debido al picor y a la tos que se habían instalado en mi garganta y que no pensaban abandonarme. Pero cuando lo consideraba desistía al instante, ya que era a lo único a lo que podía agarrarme con fuerza si no quería hacer un disparate.   Sí, había dejado de ser feliz hacía mucho tiempo. No sé si Guadalupe, mi mujer, había tenido algo que ver, o Sonia, mi hija; o quizás era solamente yo el causante de todo el descalabro. No quería buscar culpables del estropicio que se había formado en mi vida y que derrumbó todos los esquemas que fui confeccionando con esmero durante décadas para sentirme seguro. No pedía mucho, sólo quería salir de este maldito agujero en el que me había enterrado hasta el tuétano y sobre todo quería hacerlo de inmediato. Ya no soportaba mi existencia. Matarme hubiese si

Mentiras

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  Se lo dije con flores. Surtió efecto o eso me pareció a mí al principio. No, no era así. Unas flores pueden resultar conmovedoras para la persona que las recibe porque quizás los efluvios que emanan te atontan de tal manera que eres incapaz de poner otra cara que no sea la de un perfecto idiota. Eso hizo ella, eso me sucedió a mí. Corrí hacia ella con mi ramo de margaritas en la mano, lo deposité en las suyas, sonrió, apretó el ramillete contra su pecho y acto seguido soltó una ráfaga de improperios que ahora no puedo reproducir por miedo a que penséis que cómo pude aguantar semejante vapuleo sin decir una palabra. Y es que ella lo había dicho todo, y es que yo sabía que tenía razón, y es que ella estaba cansada de mis mentiras, y es que yo sabía que había dejado de quererla.  Texto presentado al concurso literario " Las flores de tu vida " podéis leerlo en su Web, este es el enlace:   "Mentiras"

El halcón de cola roja

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I  Su risa provocó una reacción inesperada, todo a su alrededor quedó callado durante unos segundos, ni la respiración de los parroquianos que decoraban el ambiente ni el aleteo de las moscas que se merendaban la tortilla de patatas ni el portazo que pegó su padre Ezequiel, pudo oírse. La risa de Esteban de pronto se tornó en sonrisa forzada, para pasar inmediatamente a mueca de dolor o eso le pareció a él al recordarlo con los años, para convertirse a la velocidad de un galgo que persigue a su presa por el prado desnudo, en llanto amargo, de difícil control. Todos los presentes fijaron sus ojos en él, de pronto la quietud se transformó en confusión, unos comenzaron a gritar, otros se llevaban las manos a la cabeza como intentando sujetársela con firmeza por si también se les fugaba volando y, sobre todo, nadie comprendió jamás por qué su primera reacción fue la de reventar en carcajadas. Esteban sólo tenía nueve años aquel mayo del 62, puede que sólo por eso su estado de