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Mostrando entradas de noviembre, 2014

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Sonó el teléfono móvil, lo cogió por inercia, sin mirar quién podría ser, una voz familiar dijo su nombre e inmediatamente el aparato cayó al suelo, un transeúnte que pasaba lo pisó, otro se quedó mirando con cara de asombro, pero no dijo nada, y si lo dijo no pudo oírse, pues se llevó la mano a la boca en señal de profundo dolor, Raúl, no el nombre que acababa de sonar al otro lado del hilo telefónico, sino la persona en sí, la dueña del nombre, la dueña del teléfono, la persona destinataria de aquella llamada, no pudo contener las lágrimas al ver la máquina hecha mil pedazos desparramada por el adoquinado (ya sabemos cómo es capaz de esparcirse un cristal que ha perdido su condición de compacta, que sí, que sigue siendo un sólido pero en fragmentos mucho más pequeños que ya no sirven para nada), eso no podía pasarle a él, pero sí, era su teléfono el que había caído de su mano cual catarata que es difícil de atrapar y, yacía, fragmentado, reventado, imposible de volver a ser recompu

Negro

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  PRIMER PREMIO I Certamen Taller de Escritura Ateneo de Valencina “Concurso de Relatos Cortos” Noviembre 2013 Llovía. Siempre llueve por esas fechas. Precisamente ese dos de noviembre amaneció gris y oscuro, sin un rayo de sol que lo acompañara, sin una nube juguetona que simulara ser un oso, casa o pantera. Amaneció el día oscuro y gris, yo ya lo veía venir. No es que sea supersticioso, es que los días nebulosos y plomizos me dejan el alma helada. Sabía que mi hermana llegaría dos horas antes. Comprendía que no era fácil para ninguno de los dos aquella situación, pero era inevitable nuestra presencia. Mamá había dejado escrito en nuestras mentes que el día de su entierro lleváramos luto riguroso. Siempre fue igual con los colores o mejor dicho con la ausencia de ellos. Nunca la vi vestida con flores alegres o rayas multicolor, tampoco con tonos azulados ni siquiera violetas, sólo el luminoso verde de sus ojos embellecía a veces su escuálido cuerpo y la

Tú, yo y la poca felicidad que nos queda

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PRIMER PREMIO IV CERTAMEN DE NARRATIVA PARA MUJERES  VILLAMANRIQUE DE LA CONDESA (SEVILLA)  Febrero 1998  ¿Por qué se nos caerán los trastos, sobre todo cuando más prisa tenemos o menos ganas para recogerlos? Lo mismo me acontece en estos instantes, mis ilusiones están propagadas por el terreno donde piso y ya no tengo energías suficientes para agacharme y agruparlas.  Se me acaba de abrir un boquete en el centro justo del pecho. ¡Cuándo algo se rompe que difícil resulta componerlo! Puede ser igual que con aquel jarrón que hice añicos la semana pasada y, que me empeñé, inútilmente, en salvarlo del fondo del contenedor de desperdicios.  Sí, porque hoy se me ha hecho trizas tu amor. Así que aprovecho para decirte adiós, espero que pueda ser para siempre. Quiero decírtelo de un modo apropiado, aunque despedirse de quién se ha amado nunca sea conveniente o nunca sepas como hacerlo. Esta vez me erigiré en un témpano de hielo, te pido un favor que no lo quemes

Valencina de la Concepción (Sevilla)

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Poza Goro Los tres puentes Visita: Ateneo de Valencina   Museo de Valencina   Casa de la Cultura de Valencina

Balcones y ventanas

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Toldo

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Toldo camina alegre, no le importa que los niños se metan con él o lo persigan por la calle. Camina seguro, sabe que aunque el día se presta al llanto, es día de difuntos, su misión es llegar al cementerio antes de que lo haga Elvira, porque, seguro, que de un grito seco, lo mandará de nuevo a casa. Elvira llegará provista de cubos, trapos, limpia cristales y un gran ramo de narcisos níveos como la leche, tan grande que perfumará las tumbas colindantes y algún que otro forastero la criticará por el exceso de efluvios. Se afanará en dejar la sepultura de su difunto esposo tan limpia como tiene la casa. Después llorará y al final lo maldecirá por haberla dejado sola. Toldo no entiende que Elvira sea tan egoísta y crea, que es ella, únicamente, la que ha sido abandonada. Después de todo Elvira solo se acuerda de su extinto esposo el día de los difuntos. Toldo lo visita a diario. Sabe que su amigo lo agradece. Él le lleva lo poco o mucho que se encuentra a su paso. Quizás una hoja de

Por fin en la tumba yaces

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Por fin en la tumba yaces, ruin amante despechado, te devorarán cual amasijo de deshechos inservibles tus huesos, tu ropa, tu corazón, mi ausencia en festín de cucarachas y culebras. Te quemarás en las llamas del infierno cual ninot de falla valenciano. No serás nada para nadie, y tu recuerdo se alejará como el humo de un habano. Espero que tu alma no tenga reposo, que vagues cien años por la ribera de Aqueronte para que al fin, si le das pena al barquero de Hades, guíe tu sombra errante de difunto y te deposite en el recóndito confín del cosmos. Deseo que te marchites igual que las flores que depositaron en tu nicho. Capullos de dolor y pena para muchos, de vida y esperanza para otros. No quiero recordar tu aliento, no quiero recordar tu cuerpo, me asquea evocar tus manos tocando mi cara, mis senos. Quiero gritarle al mundo que ya por fin estás muerto, que no te mató la vida, el amor o el desengaño, porque aunque ya, no te duela el oírlo, sabes que n

Sevilla

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Sevilla (vista desde Triana) Enlaces de interés: Andalucía.org Guía de Sevilla Turismo de Sevilla Ayuntamiento de Sevilla (Turismo) Catedral de Sevilla Real Alcázar de Sevilla Visita Sevilla Teatro de la Maestranza  

Silencio

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Mi vida es un cuento inacabado, la risa de un niño enfermo, un viaje sin retorno al lugar querido, la lluvia permanente en el tiempo. Es la oquedad de un árbol sin pájaro ni nido, el dormitar del viejo hastiado en su lecho, el cauce de un río seco, silencio, silencio, silencio. Mi vida es lucha sin voz ni grito, el llanto de un niño enfermo, un viaje de curvas, rodeos, la lluvia con viento y con truenos. Es la oquedad de la madre sin hijo, el dormitar del tiempo venidero, es cauce de río seco, también, silencio, silencio. Sabes que me falta tu risa, sabes que te quiero, te quiero. Por eso hoy quiero que entiendas, que al no tenerte me muero. Erial yermo y baldío, arenal, solitario desierto, sonrisa fingida al amigo, llanto y desconsuelo eterno. Perro sarnoso, en los huesos, calamidad, desgracia, desdicha, tempestad, borrasca, aguacero. Huracán, ciclón, tornado, Antagonismo entre infierno y cielo. Soledad del que se muere, desamparo al emigrante, abandono de los hijos, condena

París

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Oficina de Turismo de París París  

Desplante, toro y torero

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Desplante. Duende. Empaque. Bravura. Valentía, tal vez miedo de morir a causa de una cornada traicionera, pero la vida le va en ello. No, rectifico, porque el torero vive para el ruedo. No puede vivir sin el toro aunque el toro deba morir para que su vida cobre sentido.  Incongruencias necesarias para que el toro subsista, dicen unos, y el torero salga por la puerta grande cada tarde de faena, dicen otros. Unas veces me pregunto si debería prohibirse la fiesta, otras recapacito y opino que no. Pero ahora, me paro en seco, lo pienso como es debido y sí, debo rectificar otra vez, sí, sí, sí, un SÍ con mayúsculas, porque el toro siempre muere en el coso a los pies del torero.  

Mili y Carlota

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Mili (arriba) y Carlota (abajo)

Relato: Anima irredenta (Vicente Ramírez Ferriols)

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Cuento escrito por Vicente Ramírez Ferriols (mi abuelo) en 1915 Vicente Ramírez Ferriols. Nació en 1890, y desde muy joven se dedicó a la literatura. Ganó varios Juegos Florales, redactó llibrets de falla y fue miembro y directivo de diversas entidades literarias. Falleció en Valencia, el 3 de marzo de 1949.  “EL CUENTO DEL DUMENCHE” Traducción "Alma irredenta" Anima irredenta from Nieves Lacasta