Mentiras
Se lo dije con flores. Surtió efecto o eso me pareció a mí al principio. No, no era así. Unas flores pueden
resultar conmovedoras para la persona que las recibe porque quizás los efluvios
que emanan te atontan de tal manera que eres incapaz de poner otra cara que no
sea la de un perfecto idiota. Eso hizo ella, eso me sucedió a mí. Corrí hacia
ella con mi ramo de margaritas en la mano, lo deposité en las suyas, sonrió,
apretó el ramillete contra su pecho y acto seguido soltó una ráfaga de
improperios que ahora no puedo reproducir por miedo a que penséis que cómo
pude aguantar semejante vapuleo sin decir una palabra. Y es que ella lo había
dicho todo, y es que yo sabía que tenía razón, y es que ella estaba cansada de
mis mentiras, y es que yo sabía que había dejado de quererla.
Texto presentado al concurso literario "Las flores de tu vida" podéis leerlo en su Web, este es el enlace: "Mentiras"
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