Negro

 


I Certamen Taller de Escritura Ateneo de Valencina “Concurso de Relatos Cortos”


Noviembre 2013

Llovía. Siempre llueve por esas fechas. Precisamente ese dos de noviembre amaneció gris y oscuro, sin un rayo de sol que lo acompañara, sin una nube juguetona que simulara ser un oso, casa o pantera. Amaneció el día oscuro y gris, yo ya lo veía venir. No es que sea supersticioso, es que los días nebulosos y plomizos me dejan el alma helada. Sabía que mi hermana llegaría dos horas antes. Comprendía que no era fácil para ninguno de los dos aquella situación, pero era inevitable nuestra presencia. Mamá había dejado escrito en nuestras mentes que el día de su entierro lleváramos luto riguroso. Siempre fue igual con los colores o mejor dicho con la ausencia de ellos. Nunca la vi vestida con flores alegres o rayas multicolor, tampoco con tonos azulados ni siquiera violetas, sólo el luminoso verde de sus ojos embellecía a veces su escuálido cuerpo y la estancia por la que vagaba tan sombría, luctuosa y digna de llanto que dejó tras la muerte de papá. Papá murió el día de los difuntos del año 72. ¡No pudo escoger otro día para que lo recordáramos siempre!. Mamá no lloró su muerte, tan solo corrió las cortinas y dejó que el polvo se amontonara en los muebles, las repisas y las alfombras, al final acabó lagrimeando por la alergia que le produjo tanta partícula muerta a su alrededor. Justo veinte años después, el dos de noviembre, murió mamá. Seguro que lo hizo a conciencia para dejar constancia que la vida no es un lecho de rosas, es un camino plagado de espinas que te atraviesan el corazón a la mínima de cambio. Papá no nos quiso nunca, mamá creo que tampoco. Soledad, mi hermana, puede atestiguarlo. Llovía, el dos de noviembre llovía. Yo me había retrasado debido al escaso aparcamiento que había en las inmediaciones al cementerio. Cuando llegué mi querida hermana lloraba junto a su féretro, soltaba lastre de la única forma posible que podía hacerlo, derramando toda la angustia, el temor y el dolor que mamá nos fue metiendo dentro durante años. Al verla lloré con ella. Puede que por puro mimetismo, ya que por fin la vida nos aliviaba un poco. Mamá se fue un dos de noviembre, día de los difuntos. Llovía, siempre llueve ese día, quizás porque es otoño y las lluvias aparecen súbitamente. El coche fúnebre comenzó su marcha, tras él, Soledad, refugiada bajo un paraguas empapaba el suelo con su tempestad incontrolada. Yo aparqué en aquel momento mis lágrimas para siempre. Respiré hondo y me juré no volver a pisar en el resto de vida que me quedaba aquel camposanto. El ataúd con los restos de mamá dentro fue introducido en un nicho mayúsculo para su esquelética figura, tan inmenso como el desamor que sentía por nosotros o como las lágrimas que Soledad desparramaba por el pavimento asfaltado, carente de color, negro, negro.



Reseña de la Obra ganadora
Pedro Luis Ibáñez Lérida (Jurado)
- NEGRO -

La motivación luctuosa del certamen nos sorprende con este relato que se desvincula del proceso de duelo y agita los demonios del amor filial y paternal. El significativo título adjetiva de principio a fin el texto, infundiéndole un rictus quebrado por el dolor. La pesadumbre y el amargor que rezuma la reflexión en primera persona, deviene en el fúnebre color y el carácter desabrido de la desconsoladora lluvia. Mescolanza de evocaciones que ahoga cualquier atisbo de ternura o roce porque nunca existieron, salvo la soledad. Nominación, curiosamente, del personaje femenino con la pretensión de acrisolar la resistencia al amor que siempre le fue vetado. Hay un regusto de cruel y extraña complacencia en acompañar al motivo de la infelicidad hasta el mismo nicho que se convierte en lugar de olvido en el que revolotea El cuervo, de Edgar Allan Poe. El ajuste de cuentas con los ancestros nos acerca a otra mirada en el día de los difuntos, con matiz despectivo y reprobador. En Negro nos hallamos ante un relato equilibrado, con imágenes acertadas y la sencilla y adusta expresión en la forma que requiere el insondable fondo de angustia, temor y dolor que contiene.

Enlace a la Biblioteca Alfonso Grosso (Valencina) Relato ganador

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