Palabras para mamá

Ayer depositamos las cenizas de mamá en la Cripta de la Iglesia Colegial del Divino Salvador de Sevilla.

Toda persona que me conozca un poco sabe que no soy religiosa, pero tengo que decir que la tarde de ayer fue muy emocionante.


Gracias a Adrián Ríos Bailón (Delegado de Medios de Comunicación del Arzobispado de Sevilla) que ofició una misa preciosa. Supo poner en valor la vida de mi madre, habló de ella con mucho cariño, dándole el sitio preferente que la ceremonia pedía y nos dió a la familia palabras de alivio.

 
Gracias a todas las personas que nos quisieron acompañar.

Y sobre todo, gracias a Consuelo, José, María, Vicente, Toñi, Pilar, Encarna, Juan y Santi. A los pequeñajos Isabel, Migue, Ariadna, José Mª, Bruno, Marco, Kristina y Anselmo. Os quiero siempre a "mi vera"


Vete libre, sin ataduras, no dejes de gravitar entre nosotros para que mantengamos tu memoria inalterable y viva

 
Para su despedida le dedicamos estas palabras que os dejo a continuación, fueron dichas con un nudo en mi garganta pero tenían que salir, no podían quedarse atrapadas dentro:   

"Querida mamá:

Hemos intentado buscar en nuestras cabezas una palabra que te defina, pero hemos sido incapaces de encontrarla.

Por supuesto la palabra “madre” la descartamos desde el principio, porque tú eras mucho más que todo eso.

Primero fuiste hija, una hija alegre y traviesa, a la que nadie metía en cintura. Una hija querida que entusiasmó el corazón de otra mujer y que se marchó precipitadamente para tormento de tus días. Eso marcaría tu vida y la nuestra, aunque todavía no lo sabíamos.

Y al ser hija fuiste nieta, sobrina, prima, amiga, compañera, hermana, y todos te quisieron por igual, porque tú eras una niña buena, y entre algodones fuiste creciendo al resguardo de vergüenzas e imposturas porque la vida no podía empezar tan pronto a ser injusta contigo.

Y esa hija un día perdió su infancia y se fue de casa para hacerse mayor y fundar su propia familia.

Ahí te convertiste en fiel pareja amante, que se dejó llevar de punta a punta de la geografía española para acompañar al único y, malogrado, amor de tu vida.

De esa unión nacimos nosotros y te coronaste con el gran título de MADRE.

En todos estos años quizás te hemos dado demasiados disgustos, te hemos hecho pasar por trances complicados, supiste lo que era el dolor de perder a una hija, pero a la par te dimos satisfacciones para orgullo de tu ego, unas nietas y nietos preciosos que te convirtieron en abuela, no está en mí hablar por ellos, así que tus nueras y yernos dirán si fuiste una buena suegra, por tanto, si haces balance de tu historia, comprenderás que el destino te ha colmado de valiosas pertenencias. Pero si por desventura de ese mismo destino, en algo crees que te hemos fallado, perdónanos, hacemos lo propio contigo para que descanses y duermas eternamente en el más grato y dulce sueño eterno.

Hoy nos duele y lloramos tu muerte, nos dejas huérfanos para siempre, desnudos del amor materno, si en vida te lo dijimos poco, hoy queremos que sepas que a la orfandad a la que nos abocas, no es tal, porque desde ahora permaneces inmortal en un rincón del corazón de todos los que te hemos tenido. En tus manos está seguir inyectando amor, sabes hacerlo, y protégenos allá donde habites, para que tu recuerdo quede para siempre intacto a salvo de olvidos y soberbias.

Te queremos MAMÁ. Vete libre, sin ataduras, repito, no dejes de gravitar entre nosotros para que mantengamos tu memoria inalterable y viva. Te dejamos en el mejor sitio que hemos encontrado, conociéndote, seguro que te gustará.

Que tu tránsito al lugar de los difuntos, sea rápido, vas liviana de equipaje, porque el amor aunque pesa, no es carga ni fastidio. Vete confiada, tranquila y segura, llévate contigo lo mejor de cada uno de nosotros. Prométenos, que allá donde estés, sabrás encontrar la felicidad y vuelvas a ser esa niña alegre y traviesa, esa niña que añorabas y que intentabas recuperar a toda costa, llamando a tu madre, en tus últimos días. Descansa para siempre en paz."


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Encarna escribió esta poesía que leimos al final:



Y sonó esa triste canción
que no quise escuchar;
y sonó y sonó y sonó...
Y al final tuve que despertar
viendo que era verdad
y la letra brotó.

Fue tan duro ese golpe brutal
te perdí, nunca más volverás a mi vida
tu llama se apagó
y tu ausencia dejó
un vacío en mi vida.


Y una voz pequeñita sonó
dándome una lección,
de cómo se recuerda el amor,
de la muerte y la vida,
del sentir, del dolor,
de la ausencia que deja tu ida.

Y el sonido era dulce,
inocente, limpio y llena de luz
como su corazón
sin odio ni rencor,
sólo amor y dulzura...

Y una frase grabó
dentro de mi dolor
para toda la vida:

ELLA NUNCA SE FUE
ESTARÁ SIEMPRE AQUÍ
YO LA SIENTO. ESTÁ VIVA...


(Autora de la poesía: Encarna Ramírez Lacasta)




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