El Actimel caducado

Hoy he tirado el “Actimel” caducado de la nevera. Y es literal, aquí podéis verlo. 

No es mío, es de Chelo. Chelo se deja siempre la comida en el frigorífico del trabajo, hoy se trae un yogurt, mañana una manzana, pasado un “Actimel” y nunca se lo come. Ya estoy harta. Y no es que me importe mucho, pero a veces pienso que el refrigerador se va a llenar de gusanos y al abrirlo se me van a caer todos encima, y eso, sí que me da verdaderamente asco.

Éste llevaba ya 33 días en la cámara frigorífica desde su fecha marcada como no apto para el consumo, por tanto, hoy he decidido que ya había llegado la hora de su muerte. Si Chelo se enfada, me da igual. Más bien lo he hecho por ella, se supone que el “Actimel” es un probiótico, este término proviene de la unión de las palabras “pro” y “biota”, cuya traducción es “para la vida” ¿Qué vida va a encontrar Chelo dentro de ese bote? Seguramente la vida que antes he mencionado, algún cuerpo blando, cilíndrico y alargado que se contrae al moverse, un bicho invertebrado, vamos un asqueroso gusano. Y sí, lo he hecho y ya está, no me arrepiento, no pienso darle más vueltas al tema.


Ahora sólo espero que el servicio de limpieza pase pronto y se lleve el contenido de la papelera, también espero, que si tardan en hacerlo el “Actimel” siga intacto, por lo menos hasta que desaparezca de debajo de mi mesa, luego puede volver a la vida en forma de bestia inmunda y comerse a la rata del contenedor de basura si ese es su deseo, pero como digo que lo haga fuera de mi vista porque no lo soportaría. En fin, hecho está.

P.D.: También espero que si Chelo mañana abre el frigorífico, no note la ausencia, no sabría concretarle los motivos que me han llevado a tirarlo...


 

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