Tomy y Kim, un verano en casa


El ratón quedó atrapado en el balcón de la casa, por suerte mi hermano y yo conseguimos saltar en el último momento hasta el saliente que había entre la terraza y el murete desde el que se elevaba la ventana de la buhardilla, fue justo antes de que la persiana del salón cayera completamente al suelo y se oyera girar la llave en la cerradura de la galería con dos vueltas completas. 

Escalando, llegamos al tejado.

Desde esa posición, quietos, vimos como Luc y Emma metían en el coche maletas, sombrillas, un par de cajas de cartón y una nevera portátil de color rojo. Lo dispusieron cuidadosamente ordenado entre el maletero y los asientos de detrás del BMW gris metalizado recién adquirido y recién lavado para salir de viaje.

Cuando lo tenían todo listo Emma nos llamó, parecía desesperada al no encontrarnos:

Tomy, Kim, dijo, pero ninguno de los dos desde nuestra atalaya hicimos el más mínimo caso.

Cloe, el bulldog francés, babeaba nervioso sin saber si montarse en el coche o esperar a que le dieran la orden, al final tomó él solo la decisión y de un salto se subió al vehículo y se acomodó como pudo entre el maletín del ordenador portátil y las aletas de buceo.

Luc colocado en el asiento delantero del coche, con el cinturón de seguridad abrochado, aspiraba con ansia el cigarrillo que se había encendido, miraba con insistencia el reloj que envolvía su muñeca izquierda, a la par que por la ventanilla del auto que había bajado por completo para que el humo no permaneciera en el habitáculo, decía en tono inquisitivo:

Emma, déjalos ya, que nos va a coger una tremenda caravana y al final llegaremos a la playa a las tantas.

Pero Emma no se daba por vencida y gritó con más energía que antes nuestros nombres. Tampoco esta vez halló respuesta.

Al fin el coche arrancó con los tres pasajeros a bordo y comenzó su marcha silenciosa. Lo vimos perderse al final de la calle quedando camuflado entre otros automóviles que llevaban la misma dirección. Tomy no se inmutó, me miró como diciendo que tenía hambre y comenzó el descenso por el mismo sitio por el que habíamos subido, yo tragué saliva, pensé en el ratón atrapado en el balcón y lo seguí.

Caminamos tranquilos como quien no tiene prisa a que acabe el día, hasta el callejón donde Anselmo, el dueño del bar de la esquina, depositaba en grandes contenedores de basura los desperdicios que sus clientes abandonaban en los platos que servía calientes desde las dos del medio día a las doce de la noche. Sabíamos que allí un bocado no nos faltaría durante todo el verano y también sabíamos que debíamos ser prudentes y no dejarnos ver en exceso porque nuestra estancia se prolongaría durante dos meses completos.

No era la primera vez que Tomy y yo nos quedábamos solos, así que teníamos experiencia y la sensatez es lo que nos salvaría.

Y pasaron los días y Tomy se veía feliz, no echaba nada ni a nadie de menos. Yo era su sombra, lo cuidaba, por algo era la hermana mayor. Dormíamos en el porche de casa, mejor que en nuestro hogar en ningún sitio. Dormíamos donde siempre, en las butacas con los cojines arañados pero en los que te hundías y el calor te fluía por todo el cuerpo hasta que entrabas en un profundo sueño.


Gata


Llenábamos la barriga dos veces al día en casa de Anselmo, el dueño del bar de la esquina, y de vez en cuando correteábamos a las palomas del parque.

Todo era paz y tranquilidad.

A veces nos topábamos con la banda de John, eran unos siete u ocho, siempre iban juntos, también comían en casa de Anselmo, el dueño del bar de la esquina, aunque nosotros corríamos al verlos y nos refugiábamos en algún recoveco hasta que pasaban y podíamos salir en estampida. En el fondo el peligro nos hacía sentirnos vivos, libres, la adrenalina se liberaba en nuestro organismo a borbotones y circulaba por el torrente sanguíneo a tal velocidad que entrábamos en un estado de euforia que nos duraba el resto de la tarde.


Gata

El verano llegó a su fin para Emma y Luc un día de viento céfiro. La llave giró en la cerradura de la galería dos vueltas completas, la persiana del salón subió en dirección al cielo y Emma al mirar al interior de la terraza pegó un grito de espanto al ver al ratón muerto panza arriba. Tomy y yo al oírla estiramos una pata, después otra, nos lamimos uno al otro y salimos de nuestro estado de reposo al ver a Cloe, el bulldog francés, que venía a toda carrera para saludarnos. Emma, con el ratón colgado por el rabo pinzado por dos dedos de su mano izquierda, gritó por segunda vez al encontrarnos a cada uno en nuestra butaca del porche:

¡Oh, mis mininos! Os he echado tanto de menos, gatos tontos.



#elveranodemivida


Comentarios

  1. Hola, Nieves!

    El club de escritoras de la que eres socia desde hace unos años, está de regreso tras haber estado inactivo otros tantos años.

    Cuando puedas, ponte en contacto conmigo y me facilitas de nuevo todos tus datos para actualizar tu ficha de socia. Necesitaría:

    Foto de perfil
    Links de tus redes sociales
    Biografía si así lo deseas
    Portadas de tus obras
    Argumentos de las mismas
    Y enlaces de compra de estas.

    También aprovecho para invitarte a responder a esta pequeña entrevista:

    Hola, esta es una nueva iniciativa para el club de las escritoras.
    Una pequeña entrevista de no más de cinco preguntas, aunque… no todas tienen por que ser preguntas jajaja. El club se ha puesto en marcha otra vez y ha pasado algo de tiempo por lo que seguro que hay cosas nuevas en vuestras vidas.
    ¿Empezamos?
    Háblanos un poquito de ti, si tienes alguna manía a la hora de escribir, una hora concreta en la que fluyen mejor las ideas. No te cortes y extiéndete jajaja, que podamos conocerte.
    Todas las escritoras tienen una novela que han escrito que es su preferida ¿Cuál es la tuya y por qué?
    En los últimos meses se habla mucho de los métodos para escribir ¿Cuál es el tuyo? ¿La intuición o la brújula?
    Hace poco vi que se cuestionaba si era bueno o no matar a algunos personajes, fueran o no protagonistas ¿Lo has hecho alguna vez? ¿En qué novela? De no haberlo hecho… ¿Lo harías?
    Y para terminar… no vamos a ser muy pesadas jajaja ¿Cuáles son tus nuevos proyectos? Háblanos un poquito de ellos.

    Y, de paso, comunicarte que tenemos una antología navideña entre manos. Dispondrías de 1 semana para entregar tu relato en el caso de querer participar. Este tendría que ser romántico y basado en la navidad. Puede ser además paranormal, histórico, fantasía, lo que se desee. Deberá de tener una extensión entre 2.000 y 3.000 palabras. Letra Time y tamaño de la fuente 12.

    Te dejo el correo del club por si lo has olvidado:

    elclubdelasescritoras@hotmail.com

    Saludos!

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