Una guerra cualquiera


Abrió la ventana para ver el mundo desde arriba. Encontró el paisaje desolado, la batalla se libraba ante su puerta. Venció el miedo, dejó el cristal abierto y una ráfaga de metralla campó a sus anchas por el salón.

Destapó sus oídos para percibir risas infantiles, clavó los ojos en las copas de los árboles lejanos por si encontraba alegrías ajenas, nada halló. Pensó, elevamos sueños, izamos banderas, guardamos silencio para que la brisa matutina no despierte la mala bestia que llevamos dentro, pero aún así seguían cayendo condenados proyectiles de incomprensibles guerras. 

Comentarios

Entradas populares de este blog

Hetty and The Jazzato Band

Tu ausencia

Sanlúcar de Barrameda (Cádiz)